Quesos que no se pueden congelar
Pues lo que os comentábamos antes, todos los quesos frescos tipo mozzarella, ricotta, burrata, mascarpone, feta o de burgos, son los que no podremos nunca, nunca, nunca, congelar.
En cambio, hay otros tipos de quesos que sí se pueden congelar sin problema. A continuación, te mostramos una lista de quesos que puedes congelar y sus características:
- Queso cheddar:
- Queso gouda: Otro queso que aguanta bien la congelación. Al descongelarlo, puede perder un poco de humedad, pero sigue siendo sabroso. Precio aproximado: 4-6 euros por 200 gramos.
- Queso azul: Este queso también se puede congelar sin problemas. Al descongelarlo, puede volverse un poco más blando, pero conserva su sabor intenso. Precio aproximado: 5-8 euros por 200 gramos.
- Queso parmesano: Aunque este queso seco se puede congelar, es mejor rallarlo antes de hacerlo. Así resultará más fácil de usar cuando lo descongeles. Precio aproximado: 4-7 euros por 200 gramos.
Es uno de los quesos más populares para congelar. Se mantiene bien en el congelador y conserva su textura y sabor cuando se descongela. Precio aproximado: 3-5 euros por 200 gramos.
Es importante tener en cuenta que, al congelar el queso, es posible que se produzcan cambios en su textura y sabor. Sin embargo, si lo utilizas en platos cocinados, es posible que no notes mucha diferencia.
Recuerda siempre etiquetar los quesos congelados con la fecha de congelación para evitar confusiones. Además, es recomendable consumirlos dentro de los 3 meses para garantizar su calidad.
Así que, si tienes queso en casa y no sabes qué hacer con él, ¡no dudes en congelarlo para aprovecharlo más adelante!
¿Cuánto dura el queso feta en la nevera?
El queso feta es un queso de origen griego que se caracteriza por su sabor salado y su textura firme pero suave. Debido a su alta concentración de sal, este tipo de queso tiene una mayor duración en comparación con otros quesos frescos. Si se almacena correctamente en el refrigerador, el queso feta puede durar hasta 2 semanas.
Para mantener el queso feta fresco durante este período de tiempo, es importante seguir algunas pautas de almacenamiento. En primer lugar, es recomendable mantener el queso feta en su envase original o en un recipiente hermético para evitar la exposición al aire y la humedad. Además, es importante almacenarlo en la parte más fría del refrigerador, generalmente en la parte inferior o en el cajón para verduras.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es que el queso feta debe mantenerse sumergido en su propio líquido de conservación para evitar que se seque. Si el queso feta se seca, su sabor y textura pueden deteriorarse. Por lo tanto, es recomendable revisar el líquido de conservación de vez en cuando y agregar más si es necesario.
¿Qué tipo de queso se puede congelar?
Los quesos duros y curados son los más adecuados para congelar debido a su alto contenido de grasa. Estos quesos tienen una textura más firme y una menor cantidad de agua, lo que los hace menos propensos a sufrir cambios en su estructura y sabor durante el proceso de congelación. Algunos ejemplos de quesos duros y curados que se pueden congelar son el queso parmesano, el queso manchego y el queso cheddar.
Es importante tener en cuenta que no todos los quesos son aptos para congelar. Los quesos blandos y frescos, como el queso crema o el queso feta, tienden a perder su textura y sabor al ser congelados debido a su alto contenido de agua. Además, los quesos azules, como el queso roquefort o el queso gorgonzola, también pueden sufrir cambios en su sabor y textura al ser congelados.
Para congelar queso duro o curado, se recomienda envolverlo herméticamente en papel film o en bolsas para congelar, asegurándose de eliminar todo el aire. También se puede cortar en porciones más pequeñas antes de congelar para facilitar su posterior uso. Al descongelar el queso, es importante hacerlo gradualmente en el refrigerador para evitar cambios bruscos de temperatura que puedan afectar su calidad.
¿Por qué no se puede congelar el queso?
La razón por la cual no se recomienda congelar el queso es porque una vez congelado, pierde humedad y parte de su consistencia. Esto se debe a que el agua presente en el queso se cristaliza durante el proceso de congelación, lo que causa cambios en su textura. Al descongelar el queso, se vuelve más seco y quebradizo, lo que afecta negativamente su sabor y calidad.
Además, el queso es un alimento que se deteriora más rápidamente una vez descongelado. La congelación puede afectar a la estructura de las proteínas y grasas presentes en el queso, lo que puede causar cambios en su sabor y aroma. Por lo tanto, se recomienda consumir el queso fresco para disfrutar de todas sus propiedades organolépticas.
Si necesitas conservar el queso durante más tiempo, es preferible almacenarlo en el frigorífico en lugar de congelarlo. El queso se puede conservar en el frigorífico durante aproximadamente 4-6 semanas, siempre y cuando esté correctamente envuelto para evitar la pérdida de humedad. Asegúrate de almacenar el queso en un recipiente hermético o envuelto en papel de aluminio o film transparente para mantener su frescura.
¿Cómo se congela el queso?
El queso es un alimento que se puede congelar fácilmente sin perder sus propiedades. Algunas variedades de queso, como el queso en lonchas o rallado, se conservan muy bien en el congelador. Para congelar queso rallado, simplemente debe guardarse en una bolsa hermética, asegurándose de sacar todo el aire antes de introducirla en el congelador. Algunos quesos rallados ya vienen en bolsas con cierre hermético, lo cual facilita aún más su conservación en el congelador.
Por otro lado, si se desea congelar queso en porciones, como el queso de cabra, se recomienda envolver cada porción en papel de aluminio o papel plástico. Es importante envolverlo firmemente y eliminar tanto aire como sea posible para evitar la formación de cristales de hielo que puedan afectar la calidad del queso. Una vez envueltas las porciones, se pueden colocar en una bolsa de congelador hermética o en un recipiente apto para congelador. Nuevamente, es importante eliminar todo el aire antes de sellar la bolsa o el recipiente.